CineVerdict: 20.000 especies de abejas

20.000 especies de abejas

Gariza Films, Inicia Films

VERDICT: La historia sobre un niño de 8 años que siente una creciente desesperación de ser percibido como masculino es extraordinaria por su sensibilidad y percepción. Será un parámetro en la discusión fílmica sobre género, sexualidad e identidad.

Traducción Lucy Virgen                             Read the original in English

La visión de un niño sobre su propio género entra cada vez más en conflicto con la forma en que su familia lo ve, hasta que las cosas llegan a la ebullición durante un verano en la gloriosa campiña vasca de España. Estibollz Urresolo Sologuren, que debuta con el largometraje de ficción tras varios cortometrajes y un largo documental, elige un estilo mesurado y naturalista para explorar la apremiante necesidad de Cocó (la notable Sofía Otero), de ocho años, de hacer que la gente de su mundo la reconozca como la niña que ella siente que es.

Alejándose del dramatismo exagerado y concentrando la mayoría de las escenas en el niño y su madre Ane (la actriz española emergente Patricia López Arnalz), 20.000 especies de abejas abre al público una nueva comprensión de los niños trans, especialmente la idea de que no es el niño quien necesita hacer la transición, es la familia y la sociedad quienes deben cambiar sus percepciones. Al mostrar esto como un proceso de crecimiento, aunque lleno de obstáculos emocionales, Urresolo Sologuren agrega algo nuevo al discurso, mientras que el fascinante debut de la joven Otero mantiene la atención incluso sin grandes estridencias dramáticas. Eleva el rasero de las historias trans y su presentación en la competencia principal de Berlín debe ser seguida por una larga secuencia de festivales y cines de arte.

A diferencia de la aclamada película belga Close de Lukas Dhont, que exhibe una sensibilidad similar al tratar con la identidad sexual de los jóvenes frente a los prejuicios sociales, 20.000 especies de abejas elige enfocarse en un solo individuo cuya precoz sensibilidad de género crea inquietud en su familia extendida. El título de la película se vincula con los roles sociales que parecen rígidos y fijos en la naturaleza, pero que son mucho más fluidos en la sociedad humana. Cuando Cocó da a su tía apicultora su imaginativa interpretación de la vida en una colmena, se equipara a sí misma con la abeja reina. Es uno de los muchos momentos en los que su identidad de género emerge de forma natural, sin censura. Y esto sobresalta  a su tía.

El nombre de nacimiento de Cocó es el masculino Aitor, aunque sueña con llamarse Lucía, como la santa mártir que fue torturada antes que renunciar a su fe. La historia de la santa, contada brevemente por su abuela religiosa, obviamente le causa una gran impresión. Cocó tiene una voluntad de hierro y no tiene intención de ajustarse a las expectativas sociales, aunque sigue teniendo problemas para mostrar su cuerpo masculino en público, particularmente en una escena de piscina en el vestuario de niñas. Más tarde, el mismo conflicto reaparece cuando quiere usar un vestido para un evento familiar formal. La actitud liberal de su madre y su tía soltera apicultora Lourdes (Ane Gabarain), quien poco a poco aprende a comprenderla y respetar sus deseos, abre un tenso diálogo con aquellos familiares que se resisten a renovar su opinión sobre su género. Este es el conflicto básico de la película, y si parece demasiado pequeño, el guion y la actuación hacen que nos preocupemos profundamente por el resultado. Aunque la piscina resultó traumática, otras dos escenas de natación son clave para liberar a la niña. En uno, ella va a una piscina natural poco profunda con una prima de su misma edad, y las dos intercambian trajes de baño: Cocó se pone un pantalón rosa con volantes y la prima se pone el traje de baño de su hijo en un momento de aceptación marcado por el humor. En una escena que lleva el tema de género aún más lejos, Cocó y su tía van a nadar desnudas en otra piscina remota, donde la tía hace una declaración extraordinaria al reconocer que su sobrina es una niña con pene. El escenario del espeso bosque, filmado con la sensualidad de un caluroso día de verano por la fotógrafa Gina Ferrer García, restablece nuestra respuesta a una “natural” en oposición a una respuesta social predeterminada.

En paralelo a la historia de Cocó está la de su madre. Al principio de la historia, Ane se despide de su marido (parecen a punto de separarse) y lleva a sus tres hijos en un tren al País Vasco, en el lado español de la frontera, donde vive su madre viuda y otros familiares. Aunque Ane es una escultora talentosa que emula a su famoso padre escultor, es insegura y lucha por crear un espacio, literalmente, un taller, donde pueda crear. La oposición que plantea su familia es tanto directa como humillante, interesada y velada. Y los niños son un trabajo por si mismos. El caos frenético de la escena de viaje inicial muestra lo difícil que es mantener a los tres hijos en línea; más tarde, el rebelde Cocó se convierte en una preocupación de tiempo completo. Con cabello largo hasta los hombros y cara de niña andrógina, la joven Otero muestra una voluntad feroz y una presencia magnética en la pantalla que debería conseguir sus papeles en muchas películas futuras. Lopez Arnalz tiene una gran fuerza de personalidad que se traduce en pantalla en una empatía inquebrantable por su hija, representando una relación verdaderamente hermosa que uno admira profundamente.

Dirección, guión: Estibollz Urresolo Sologuren
Reparto: Sofia Otero, Patricia López Arnalz, Ane Gabarain, Itziar Lazkano, Martxelo Rubio, Sara Cozar, Unax Hayden, Andere Garabieta, Miguel Garcés
Productores: Lara Izagirre Garizurieta, Valérie Delpierre
Fotografía: Gina Ferrer García
Montaje: Raúl Barreras
Diseño de producción: Izaskun Urkijo Vestuario: Nerea Torrijos
Sonido: Eva Valiño
Ventas mundiales: Luxbox
Lugar: Festival de Cine de Berlín (competencia internacional)
En castellano, euskera, francés
129 minutos