CINE VERDICT: La caja

La Caja

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VERDICT: Lorenzo Vigas continúa con su visión crítica de las figuras paternas y las implicaciones más amplias de la ausencia paterna en esta sutil historia de madurez anclada en la excepcional presencia de su joven protagonista.

(traducido por Patricia Boero)                                                                        Read it in English

La caja titular que recoge Hatzin, el joven adolescente mexicano (el debutante Hatzin Navarrete), que contiene los restos de su padre, puede parecer un simple mini-ataúd, pero la carga emocional que la acompaña es mucho más pesada que lo que hay dentro. En la tercera y última entrega de su trilogía sobre el concepto de la figura paterna, Lorenzo Vigas va más allá del anhelo psicosexual de su ganadora del León de Oro en Venecia, Desde allá, para adoptar una visión más amplia de la paternidad, centrada en Hatzin, pero diseñada para resonar en toda América Central y del Sur, donde la crisis del ausentismo y los padres-dictadores provocan múltiples consecuencias. Gratificantemente matizada y anclada por la notable presencia de Navarrete, La caja encontrará festivales y público que la lleven más allá de sus exhibiciones en Venecia y Toronto. Representa a Venezuela para el premio del Oscar internacional 2023.

Dada la naturaleza íntima de la historia, esos temas más amplios no son directamente evidentes, pero Vigas sigue expandiendo más allá de los entornos inmediatos de los protagonistas con majestuosos planos largos de las áridas llanuras de Chihuahua, obligando a los espectadores a considerar cómo esta narrativa específica sobre la llegada de un padre perdido encaja en un contexto nacional más amplio en el que el entorno es sólo uno de los muchos factores. Lo que comienza como una historia de Hatzin aferrándose a un hombre que cree que es su padre, pronto abarca todo un discurso sobre el engaño, la violencia y las formas en que una sociedad se deforma cuando las figuras paternas están ausentes o son incapaces de nutrir.

A Hatzin se le oye antes de que se le vea, dando patadas a la pared del baño del tren mientras viaja solo hacia el norte desde Ciudad de México: aunque su rostro abierto de niño tiene una placidez sorprendente, la agitación interior se encuentra justo debajo de la superficie. Ha venido a tomar posesión de los restos de su padre Esteban, encontrados recientemente en una fosa común. Vigas no explica cuándo ni cómo murió, pero las atrocidades cometidas tanto por las bandas como por las fuerzas del orden están lo suficientemente presentes en las noticias como para prescindir de explicaciones más elaboradas. Sabemos que Hatzin está en séptimo año de escuela y que vive con su abuela; los antecedentes se intuyen más que se facilitan. En el autobús de regreso, ve a alguien en la calle que se parece a su padre, que sólo recuerda vagamente, y se baja del ómnibus para perseguirlo. Mario (Hernán Mendoza) le dice que se ha equivocado, pero Hatzin devuelve el féretro alegando que ha habido un error, y con obstinada determinación se inserta en la vida de este hombre.

Mario trabaja como reclutador para las maquilas, las fábricas de ropa que se extienden por el vasto paisaje, captando a los trabajadores empobrecidos con promesas de salario, vivienda y una chaqueta abrigada, cuando la realidad es que están siendo explotados en una carrera para superar la producción de textiles baratos de China. Al reconocer la inteligencia de Hatzin, Mario lo contrata como su ayudante, mostrando un afecto casi paternal por el chico, al que confía su sueño de abrir una fábrica propia.

La imagen de Mario, hasta ahora ambigua, da un giro oscuro cuando hace que Hatzin y su otro joven ayudante Richi (Elián González) participen en el violento robo de un camión lleno de máquinas de coser que él mismo instala en su almacén vacío. Poco después, hace que los dos chicos ayuden a deshacerse de un cadáver. “Es mejor no saberlo”, responde Mario cuando le preguntan quién es, pero el chico se da cuenta de que debe ser Laura Morales (Dulce Alexa Alfaro), una joven trabajadora que se quejaba demasiado de las malas condiciones de las maquilas. Aunque es un buen chico, Hatzin desea tanto formar parte de la vida de Mario y de su familia -la agradable esposa de Mario (Cristina Zulueta) está embarazada- que deja de lado su comprensión del bien y del mal para proteger a la figura paterna.

La caja construye su historia de forma sutil, acompañando a Hatzin mientras procesa su necesidad de una presencia masculina, aunque el vacío de un auténtico apoyo paterno es tan generalizado que el sistema de valores del chico se tambalea. Para Vigas, esto surge de algo mucho más grande que la ausencia de un padre: se explota a los trabajadores sin reparo, se roba la propiedad sin pensarlo dos veces y se arrojan los cuerpos en tumbas sin nombre, dejando a los supervivientes sin la certeza de saber si sus seres queridos están realmente muertos. Es una sociedad, al menos la mitad masculina, que ha perdido la noción de una existencia compartida, donde la empatía se ha atrofiado hasta tal punto, que no es fácil inculcar valores en las generaciones más jóvenes.

Vigas es capaz de mantener el equilibrio entre la calma externa y la agitación interna en gran parte gracias a la extraordinaria actuación del recién llegado Navarette, un joven cuya mirada inteligente, de ojos bien abiertos, registra todo lo que le rodea con sólo mínimos cambios de expresión para revelarnos sus luchas interiores. Hatzin no está simplemente desacostumbrado a la presencia masculina, sino que también es ajeno a la dureza del implacable paisaje chihuahuense, que se ve con frecuencia en planos largos expertamente encuadrados que enfatizan lo fácil que es ser engullido, no sólo en el desierto sino en una sociedad que no protege a los suyos. El director de fotografía Sergio Armstrong G., más conocido por sus colaboraciones con Pablo Larraín, alterna sin esfuerzo entre esa inmensidad panorámica y el entorno inmediato de Hatzin, manteniendo al espectador cerca de un joven perdido que necesita mucha protección.

Director: Lorenzo Vigas
Guión: Lorenzo Vigas, Paula Markovitch, Laura Santullo
Reparto: Hatzin Navarrete, Hernán Mendoza, Elián González, Cristina Zulueta, Dulce Alexa Alfaro, Graciela Beltrán
Productores: Lorenzo Vigas, Michel Franco, Jorge Hernández Aldanda.
Productores ejecutivos: John Penotti, Miguel Mier, Kilian Kerwin, Michael Hogan, Charles Barthe, Alejandro Nones, Brian Kornreich
Fotografía: Sergio Armstrong G.
Diseñador de producción: Daniela Schneider
Diseñadora de vestuario: Ursula Schneider
Editores: Isabela Monteiro de Castro, Pablo Barbieri
Sonido: Waldir Xavier, Raúl Locatelli, Jaime Baksht, Michelle Couttolenc
Compañías de producción: Teorema (México), SK Global Entertainment (EEUU), en asociación con Labodigital (México), con la participación de Whisky.
Ventas mundiales: The Match Factory
Lugar: Festival de Cine de Venecia (Competición), Representa a Venezuela en los premios internacionales Oscar 2023
En español
91 minutos