Traducción: Patricia Boero Read it in English
César Díaz, el ganador de la Camera D´Or en 2019 (Nuestras madres), regresa en México 86, su segunda película al tema de la guerrilla en su país natal Guatemala; mezclando la historia con el país de su ciudadanía México; con producción del país en dónde vive: Bélgica.
Este grupo de naciones debió significar una ventaja en la producción, pero parece que también dejó su huella en las decisiones creativas.
“México 86, dónde se vive la diversión, México 86, el mundo unido por un balón” fue el jingle de la Copa Mundial de Fútbol, la misma sirve de detonante a la acción de México 86, cuando los militares represores de Guatemala son invitados por el gobierno mexicano a la ceremonia inaugural del campeonato ante la indignación de los activistas de izquierda.
La combatiente guerrillera guatemalteca María (Bérénice Bejo, The Artist) vive en la ciudad de México, trabajando como correctora en Proceso una publicación política, mientras continúa con sus actividades clandestinas. Su hijo de 10 años Marco (Matheo Labbé), producto de su relación con un guerrillero asesinado por el régimen militar, vive desde que era un bebé con su abuela (Julieta Egurrola) en Guatemala. Cuando la abuela no puede cuidar más de Marco lo lleva a vivir con su madre a México. A pesar de la oposición de los mandos superiores de la guerrilla, María se queda con el niño aunque eso aumenta el peligro para los dos, hasta que las circunstancias la obligan a tomar una decisión definitiva.
El cine político sobre Latinoamérica desde Missing (1982) hasta Marighella (2019) tiene en común la pasión por una causa y el respeto por los hechos históricos aún dentro de la ficción. La audiencia sufre con los protagonistas aunque sepamos el desenlace. México 86, renunció a buena parte de la pasión en apariencia para no ser melodramática. Una sobriedad que suele ser bienvenida en el relato, pero que baja el nivel de las emociones necesarias para este drama. Tanto el director como la protagonista son hijos de activistas políticos y vivieron sus respectivas infancias en el exilio; esto hace que la película se sienta sincera aunque esté atemperada.
La perspectiva de la narración es la de la madre – la otra cara de Infancia Clandestina (2011) – desde el momento en el que deja a un bebé de pocos meses hasta su encuentro con un virtual desconocido 10 años después. Bejo y Labbé son responsables por las mejores escenas de la película, aquellas en las que madre e hijo tratan de ajustarse a su convivencia al tiempo que se protegen en la precariedad de la clandestinidad. Las esperadas escenas de persecución dejan de ser un estereotipo cuando hay un niño entre los perseguidos y una mujer que siente que tiene el deber de protegerlo. En la disyuntiva de María entre LA CAUSA, que mejorará su país para las futuras generaciones y lo que considera su deber de madre, así como en el inesperado final está la pasión que le falta a la película en otros momentos.
Es poco común ajustar las fechas reales para hacer un relato político en cine, pero ocurrió en este caso. El 14 de enero de 1986 Vinicio Cerezo inició su mandato, fue el primer presidente electo de Guatemala en décadas. Las elecciones se celebraron gracias a la presión internacional y a las denuncias o reportes hechas contra los militares por activistas como la protagonista de la película. La historia de México 86 podría ser real en ese punto, la revista Proceso aún existe, incluso el actor que encarna al editor es muy parecido al verdadero. Pero la lucha armada en Guatemala era obsoleta en 1986, aunque el activismo y la pelea por la memoria siguen vigentes hasta hoy, como lo constata el excelente documental El buen cristiano (2016) sobre el juicio civil al genocida militar Efraín Ríos Montt. Si en mayo de 1986, había un gobierno que debía ser cuestionado era el de México y no el de Guatemala. El mundial de futbol estuvo lejos de ser apolítico, el presidente de México De la Madrid fue abucheado en la ceremonia inaugural, por su pobre manejo de los damnificados por el terremoto ocurrido meses antes -nunca mencionado en la película- y por darle prioridad a una celebración muy comercial del deporte.
Un año antes la represión en Guatemala era muy fuerte, pero “México 85”, no dice nada en el panorama internacional, tampoco tiene un jingle.
Director: César Díaz
Productores: Delphine Schmit, Géraldine Sprimont, Anne-Laure Guégan
Reparto: Bérénice Béjo, Matheo Labbé, Leonardo Ortizgris, Julieta Egurrola
Fotografía: Virginie Surdej
Diseño de producción : Pilar Peredo
Edición: Alain Dessauvage
Sonido: Bruno Schweisguth, Charles De Ville, Gilles Bénardeau
Música: Rémi Boubal
Compañías Productoras: Need Productions (Francia); Tripode Productions (Francia) en coproducción con Pimienta Films (México) Menuetto (Bélgica)
Ventas Internacionales: Goodfellas
Muestra: Festival Internacional de Locarno (Piazza Grande)
93 minutos
En español