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Antón Alvarez, de fama mundial en la fusión flamenco/pop/reggetón/rap, como compositor y cantante con el nombre de C. Tangana hace su debut como director con La guitarra flamenca de Yerai Cortés una película de no ficción.
La cinta se promueve como un “misterio” dentro de la familia, mismo que es tan débil que no resistiría ni un cortometraje. En cambio el protagonista y su familia dan material para varios largometrajes.
Yerai Cortés tiene 29 años, ¡un chaval! Se crió en la tradición flamenca pero coquetea con éxito con la música contemporánea. Es un guitarrista talentoso, pero según los expertos en flamenco no excepcional. Al menos hasta ahora ¿Por qué dedicarle entonces un documental?
Antón y Yerai se conocieron una noche en la que varias estrellas se alinearon en el cielo de Madrid. Las “estrellas” eran satélites artificiales pero ese detalle no arruinó la magia del encuentro. Esa noche Yerai habló de un proyecto de álbum en el que hablaría de sus problemas de identidad, de la dicotomía de ser o no suficientemente gitano, de sus padres separados e incapaces de dirigirse la palabra y de su amor por una no-gitana. Esta película es la gestación de ese proyecto.
La familia de Yerai y él mismo, tienen la rara cualidad de ser histrionicos y sinceros a la vez. Cuentan intimidades, delitos, brujerías, sentimientos, con mucha soltura y encanto. Son exuberantes y atractivos sin remilgos. Las canciones se montaron como pequeños performances que van desde un elaborado número en homenaje a la madre, con las cántaoras cubiertas escasamente con encajes hasta una falsa improvisación en la plaza del barrio, con un bailaor en sandalias y camisa hawaiana. Los créditos de cada número son un álbum de familia, tanto en intérpretes como en las dedicatorias.
Cuando Antón Álvarez pidió filmar el origen del álbum, aclaró que no participaría en la música “yo el flamenco lo respeto mucho”. La imagen y el guión, bueno eso es otra cosa. Después de un comienzo con un baile con muchas palmas, el primero que aparece en escena es el director. Inexplicablemente fuera de foco, sentado en un bar cuenta como empezó la película. “Esa ambición desmedida” que C. Tangana confiesa en su disco, no le permite estar fuera de cuadro, o solo presente con la voz. Aparece en entrevistas, en conversaciones, es su película y no nos dejará olvidarlo. Sin embargo debemos reconocer su sentido del humor al dejar los fragmentos en los que el padre de Yerai habla de su música como “rapatai”, “reggetono” “rapraprapatai” y quiere que se incluya en el disco solo por el valor publicitario o incluso que haga coros.
No se necesita leer la buena fortuna o una alineación astral para saber que esta película tendrá éxito. No es, ni se pretende, un documental serio, pero el director domina el tema y el protagonista tiene talento. Ritmo, música ¿quién puede pedir algo más?
Dirección: Antón Álvarez
Producción: Cristina Trenas (España)
Fotografía: Diego Trenas, Uri Barcelona, Arnau Valls, Nauzet Gaspar, Alvar Riu
Montaje: Marcos Flórez, Cristobal Fernández
Música: Yerai Cortés, Antón Álvarez, Harto Rodríguez
Sonido: Lin Chang
Intérpretes: Yerai Cortés, María Merino de Paz, Miguel Cortés, Tania García
Distribución: A Contracorriente Films
Compañía productora: Little Spain (España)
Exhibida en: Festival Internacional de San Sebastián (Nuevo Directores)
Duración: 95 m.
En español