Trad. Patricia Boero
La sexualidad femenina vista desde el punto de vista de una mujer ha sido un “boleto caliente” en los festivales recientemente – considerando que San Sebastián abrió con una remake decepcionante de Emmanuelle que se jacta de un enfoque feminista del placer en la cama. Aparte de su título vagamente lúgubre, La virgen roja, de la directora Paula Ortiz, está muy lejos, en su asombroso relato de dos extraordinarias mujeres de la vida real: la niña prodigio Hildegart Rodriguez Carballeira, cuyos tratados adolescentes sobre sexualidad atrajeron la atención del sexólogo y reformador social Havelock Ellis, y de su brillante pero perversa madre Aurora, que deliberadamente la concibió como un experimento científico en eugenesia destinado a moldear a la niña en “la mujer perfecta”.
Filmado con humor como un dúo entre las dos mujeres principales, y salpicado de diálogo, música y cámara ingeniosos, la película se siente como un punto de llegada para Ortiz, que ha construido su carrera con sus primeras películas españolas Chrysalis y La novia y en la producción internacional Across the River and Into the Trees, basada en la última novela inconclusa de Hemingway. La Virgen Roja es una obra de arte en sí misma, y aunque el humor sigue siendo sutil, es increíble ver cómo se desarrolla la locura. Tras su presentación en el escenario de San Sebastián, esta coproducción hispano-americana de Amazon no debería tener problemas para encontrar público en festivales e incluso más allá.
Hay matices de Bella Baxter de la película Poor Things aquí, al ver cómo un progenitor abusa horriblemente de una joven vida humana en un experimento que inevitablemente va a salir mal, en este caso trágicamente. Como la madre maniática que cree – realmente cree – que es dueña de su hija, la actriz y cantante Najwa Nimri es un rayo de gélida electricidad, y su memorable contenida actuación como la madre infernal debe convertirse en un meme del género. La primera parte de la película se narra en la voz tranquila y razonable de Aurora mientras describe su desprecio por los hombres y su decisión de tener un hijo que era “todo suyo”. La mejor manera de hacer esto, razonó, era quedar embarazada por el párroco, porque él era el único hombre que nunca reclamaría descendencia. Sorprendentemente, esto sucede en Galicia en 1914.
Bajo el estricto y severo programa educativo de Aurora, la bebé Hildegart lee a los 2 años, escribe a los 3 y habla seis idiomas a los 8. También es increíblemente dócil y confía en su madre-maestra. Un día Aurora toma una enorme tijera y le corta las trenzas. Así aparece una atractiva joven de 16 años (interpretada con entusiasmo por la fresca y ya dominante Alba Planas) con una corta y abundante melena y un intelecto monstruoso que supera incluso al de su madre. Todavía sigue el horario de mamá, que incluye largas horas de lectura de filosofía y política sobre los derechos de las mujeres y la reforma social, alternadas con ejercicios físicos y ensayos escritos en una gran máquina de escribir – incluso en la mesa mientras come.
Una de sus primeras obras serias, escrita sobre el amor y la sexualidad femeninos, es publicada por el progresista de izquierda Eduard de Guzman (representado por un Pepe Viyuela de ojos chispeantes). Al principio sospecha que Aurora escribió el apasionado y erudito texto sobre los cuerpos de las mujeres (¿qué podría saber una chica sobre sexo?), pero cuando Hildegart abre la boca es evidente que la joven tiene todas las respuestas. El año es 1931 y la monarquía acaba de caer, allanando el camino para la fundación de la Segunda República Española. En un estado de ánimo triunfal, una enorme multitud de gente común sale a las calles mientras Hildegart y Aurora nerviosamente se abren camino entre ellos. Aquí surge una diferencia significativa en su pensamiento: Aurora es una progresista que prefiere teorizar sobre la libertad, pero que odia el caos de la política socialista, donde todos tienen voz. Para Hildegart, por el contrario, significa pasar de la teoría a la práctica.
La oportunidad aparece cuando un joven y encantador escritor, Abel Vilella (Patrick Criado), la invita a una reunión del partido socialista. Naturalmente, Aurora siempre está a su lado diciéndole qué decir y qué hacer. Pero cuando Hildegart sube al escenario frente a un mar de hombres y lanza un mordaz discurso sobre la ausencia de otras mujeres en la sala, es electrizante. Aurora está preocupada.
Aún peor, para su madre es la obvia atracción entre Hildegart y Abel. La ayudante doméstica, Macarena, ayuda a la chica a escabullirse de mamá – que le ha informado firmemente a su hija que el amor es una pérdida de tiempo intelectual. Representada por Aixa Villagran, Macarena es uno de los retratos más humanos y penetrantes de un sirviente que brinda el cine en mucho tiempo. Macarena, que no sabe leer las novelas románticas que ama, enciende un cigarrillo prohibido en la cocina y escucha mientras Hildegart se la lee. Se hace evidente que aunque la niña ha sido sometida a un lavado de cerebro a lo largo de los años, todavía hay un destello de rebelión en ella que Macarena alienta, a pesar de que ella misma es una esposa maltratada que sufre sus propios males en silencio.
El trágico final de la historia no solo ha sido prefigurado, sino que es confesado con calma por la asesina en la primera escena. De todas maneras es un shock indignante cuando Ortiz deja, lenta y metódicamente, que sus actores representen la escena. Permaneciendo fiel a sus ideas hasta el final, Aurora no muestra el menor arrepentimiento en su juicio, declarando: “El escultor, después de descubrir la más mínima imperfección en su obra, la destruye.”
La conmovedora escena final reproduce fotografías de 1933 del cortejo fúnebre de Hildegart, seguido por una gran multitud de personas que conocieron y admiraron a la joven que defendió la igualdad de las mujeres en 16 libros y 150 artículos de prensa escritos en los últimos tres años de su vida.
Directora: Paula Ortiz
Guión: Eduard Sola, Clara Roquet
Productores: Maria Zamora, Stefan Schmitz
Reparto: Najwa Nimri, Alba Planas, Aixa Villagrán, Patrick Criado, Pepe Viyuela Cinematografía: Pedro J. Márquez
Edición: Pablo Gómez-Pan
Diseño de producción: Javier Alvarino
Diseño del vestuario: Arantxa Ezquerro
Música: Juanma Latorre, Guille Galvan
Sonido: Coque Fernandez Lahera, Alex F. Capilla, Nacho Royo-Villanova
Compañías Productoras: Elastica Films (España), Avalon Productora Cinematografica (España), Amazon Alternative LLC (EE.UU.)
Lugar: Festival de Cine de San Sebastián (Selección oficial)
En español, inglés y francés
114 minutos