CineVerdict: Los delincuentes

Los delincuentes

Magnolia Pictures

VERDICT: Una deliciosa ensoñación sobre cómo escapar de la adormecedora esclavitud diaria del capitalismo y encontrar el verdadero significado de la libertad. Los delincuentes es increíble hechizo de tres horas que seguramente será captado por múltiples territorios.

Traducido por Lucy Virgen                                                                                          Read it in English

En casi todos los Cannes hay uno o dos títulos de Una cierta mirada que hacen que todos se pregunten por qué no están en competencia en lugar de alguna de las participaciones mediocres de autores establecidos. Los delincuentes de Rodrigo Moreno, como Godland de Hlynur Pálmason el año pasado, es esa película; está garantizado que será comentada y celebrada mucho más que varias en la sección más llamativa. Poniendo un gran centro de diana en el viejo y conocido capitalismo, pero haciéndolo con una gran cantidad de humor sutil, Los delincuentes usa su ingenio tan a la ligera que apenas nos damos cuenta de cuán expertamente Moreno (Un mundo misterioso, El Custodio) está entretejiendo personajes y temas, sensacionalmente acompañado por selecciones musicales tan atractivas como la vida fuera de la carrera de ratas. Paralelamente a un par de empleados bancarios que buscan escapar de las garras sofocantes del reloj checador, la película da marcha atrás al tema del atraco para provocar un despertar a conceptos más amplios de libertad y auto realización. Los únicos delincuentes aquí serán los compradores dudosos que deberían atrapar esta joya, larga pero maravillosamente gratificante.

Todo sobre Morán (Daniel Elías) es anodino, desde los apagados colores tierra de su traje y su peinado para tapar la naciente calvicie, hasta su trabajo como tesorero en un banco del centro de Buenos Aires cuya sosa decoración de madera no ha cambiado desde principios de la década de 1970. Cuando su colega Isnardi (Lalo Rotavería) reemplaza al cajero Román (Esteban Bigliardi) después de que este último sale temprano del trabajo para que le quiten un collarín ortopédico, Morán ve la oportunidad que ha estado esperando: entra a las bóvedas aparentemente para asegurar el efectivo ingresado del día.  En cambio, coloca $650,000 en su bolso, junto con algunos pesos, y sale del banco imperturbable ante la cámara de seguridad que registra claramente el robo. Esa noche se encuentra con Román en un café y lo convence de guardar la plata durante los tres años y medio que Morán espera pasar en la cárcel (con buen comportamiento).  Después de la liberación se repartirán el dinero. Como explica Morán, es eso u otros veinticinco años de esclavitud en el banco antes de jubilarse; el objetivo no es vivir la gran vida, sino tener escondido lo suficiente para subsistir fuera de la rutina diaria.

La propuesta lo sorprende, pero Román acepta vacilante, escondiendo la bolsa en el apartamento que comparte con su novia Flor (Gabriela Saidón), profesora de música. Mientras tanto, Morán viaja hacia el noroeste hasta la provincia de Córdoba, donde finalmente se entrega a la policía. Los dos hombres están concebidos en tándem, con Morán, el -inesperadamente- más audaz, que comprende que trabajar dentro de un sistema que aplasta el alma es una forma de esclavitud, y Román el que aún le falta ampliar su perspectiva. Ambos tipos proyectan algo poco excepcional y, sin embargo, Moreno usa sus sutiles talentos no solo para generar sorpresa sino para facilitar que nos veamos en estos hombres comunes.

Esta primera parte de la película -está dividida en dos partes- tiene una especie de artificialidad inexpresiva, deliberadamente sin aire y controlada con cuidado. Ya sea en el lugar de trabajo o en la calle, los anagramáticamente llamados Morán y Román se mezclan con su entorno, y sus colegas del banco son exageradamente neuróticos, aunque solo lo suficiente como para ser graciosos sin convertirse en caricaturas estúpidas. La vida real parece estar más allá de este estancado mundo cerrado; aunque se encuentra en parte en la relación de Román con Flor, algo falta en la vida de ambos.

El cambio ocurre cuando Román visita a Morán en prisión para recibir instrucciones de cómo llevar el efectivo a un escondite que designó cerca de Alpa Corral en Córdoba. Después de completar su tarea, Román se mete en un bar cercano y allí conoce al cineasta Ramón (Javier Zoro) y las hermanas Morna (Cecilia Rainero) y Norma (Margarita Molfino) -los anagramas son realmente fantásticos- quienes insisten en que se quede a almorzar con ellos.  Al llegar la noche, él y Norma ya se flecharon.  Una vez en casa, cuando Flor le dice que su relación necesita un respiro, Román busca una relación con la apasionada Norma. Durante esta etapa en una visita a la cárcel, él (y el espectador) descubren que antes de que Morán se entregara, él también conoció a Norma y compañía, enamorándose y descubriendo un mundo más ligero sin las expectativas de la vida citadina.

Moreno se toma su tiempo con esta revelación, y aunque en el papel la duración de tres horas parece largo, tiene sentido dada la necesidad de conceder espacio a los personajes para que se desarrollen, contrastando los diferentes ritmos de vida. No demoniza la ciudad (las tomas de la atractiva arquitectura de Buenos Aires muestran la capital bajo una luz halagadora), pero sí señala la forma en que los empleados esclavizados y sus sueños son absorbidos por la masa de humanidad robotizada, programada para seguir una rutina que tiene pocos beneficios. Por el contrario, las escenas en la naturaleza son abiertas y llenas de luz cálida, aunque describirlas de esta manera suena como si el concepto fuera simplista o, peor aún, ingenuo, lo cual está lejos de ser el caso. Incluso la variación de nombres puede parecer engañosa o descabellada, pero en lugar de eso, la revoltura juguetona de letras es una manifestación concreta de cómo cada persona es el reverso de otra, no polos opuestos sino complementos alternos o medias naranjas.

El contraste también es evidente en las actuaciones, especialmente cuando los dos hombres rompen con la rutina laboral diaria y ven un destello de la verdadera libertad. Daniel Elías transforma al inicialmente aburrido Morán con el menor de los movimientos faciales, como cuando su boca estalla espontáneamente en sonrisas traviesas reprimidas con rapidez, una vez que se da cuenta de que ha logrado el robo. Esteban Bigliardi destaca las pequeñas diferencias en el carácter de Román entre el trabajo y el hogar, que aumentan dramáticamente una vez que ve lo que puede ser la vida, y Margarita Molfino imbuye a Norma con una calidez tan terrenal, sin filtros, que casi parece brillar.

El rodaje llevó cuatro años, lo que permitió que los personajes envejecieran de forma natural, pero también requirió dos directores de fotografía. La afinidad de Moreno por el cine francés de la década de 1970 no solo es visible sino audible dada la forma en que utiliza brillantemente la música como si fuera un personaje, comentando o subrayando cada trayectoria emocional a través del uso del saxofón, el oboe o el arpa. Se usan fragmentos del compositor Astor Piazzolla, así como del músico Pappo, cuya canción ¿A dónde está la libertad? resume de manera electrizante las aspiraciones recién despertadas de los protagonistas.

Director: Rodrigo Moreno
Guion: Rodrigo Moreno
Elenco: Daniel Elías, Esteban Bigliardi, Margarita Molfino, Germán De Silva, Laura Paredes, Mariana Chaud, Gabriela Saidón, Cecilia Rainero, Lalo Rotavería, Javier Zoro, Iair Said, Agustín Toscano, Fabián Casas, León Moreno, Aurora Moreno, Adriana Aizenberg
Productor: Ezequiel Borovinsky
Coproductores: Gilles Chanial, Julia Alves, Michael Wahrmann, Rodrigo Moreno, Augusto Matte, Bruno Betatti, Daniel Lambrisca, Marcos Mion, Hernán Musaluppi, Natacha Cervi, Paolo Suarez
Productores ejecutivos: Ezequiel Borovinsky, Ezequiel Capaldo, Eugenia Molina
Cinematography: Alejo Maglio, Inés Duacastella
Production designers: Gonzalo Delgado, Laura Caligiuri
Diseñadores de vestuario: Flora Caligiuri
Edición: Manuel Ferrari, Nicolás Goldbart, Rodrigo Moreno
Sonido Roberto Espinoza, Marcos Lopes
Compañías de producción: Wanka Cine (Argentina), Les Films Fauves (Luxemburgo), Sancho & Punta (Brasil), Jirafa Films (Chile), Jaque Content (Argentina), Rizoma Films (Argentina)
Ventas internacionales: Magnolia Pictures International
Reseñada en: International Film Festival Cannes (Un Certain Regard)
En español
180 minutos