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Uno de los descubrimientos de la ecléctica competencia del Festival de San Sebastián este año es el cautivador drama familiar “Los domingos”, de la directora Alauda Ruiz de Azúa.
Basado en su ingenioso guion que alterna entre la comedia y el drama hasta su agridulce pero satisfactorio desenlace. El dilema de una joven brillante, que se prepara para ir a la universidad y siente la llamada de la vocación religiosa, es abordado con seriedad y respeto por la cineasta, aunque a menudo con frivolidad por su despectiva familia, que a menudo se portan como católicos solo de nombre.
Pero cualquiera que sean sus creencias, la audiencia estará de parte de la heroína Ainara mientras toma una decisión crucial sin la ayuda de sus seres queridos. Con su tema peculiar y su hábil manejo, la película debería pasar fácilmente de festivales a cines y televisión, con posibilidades de llegar a los mercados internacionales.
Si bien gran parte de la película se desarrolla a través de un trabajo de cámara convencional y el humor realista de las peleas familiares, los niños mal portados y la vergüenza de las hormonas adolescentes, la historia siempre regresa a una dimensión más profunda. Esto se evidencia en la acertada elección de Blanca Soroa para el papel principal. Tiene el rostro sereno y pensativo de una Madonna adolescente con una profundidad emotiva al mismo nivel. Sin embargo, es solo una chica común y corriente atrapada en el torbellino familiar por su posible decisión de dejarlos para siempre tras las rejas de un convento (aunque en la actualidad, según nos dicen, las normas que rigen la vida en clausura se han relajado un poco).
Ainara perdió a su madre siendo niña y ha sido criada por su padre, un empresario un tanto distante (Miguel Garcés), quien a tiene ahora una nueva familia. Dueño de un restaurante, confiesa durante la cena que acaba de gastar 310.000 euros en la reforma del local, para horror de su hermana Maite (Patricia López Arnaiz). Sus finanzas entrelazadas son uno de los puntos débiles de la película, ya que no queda claro quién hereda qué de quién en caso de fallecimiento de la abuela Lila, o quizás la confusión sea deliberada.
En cualquier caso, la tía Maite es una figura poderosa y dominante en la vida de Ainara, y la principal opositora a que la niña ingrese al convento para un período de prueba y “discernimiento”. La intensidad de su enfrentamiento es dolorosa, pues Maite insiste en su desacuerdo con una mirada de locura, y Ainara se ve acorralada e incómoda cuando todas sus respuestas a los desafíos de su tía caen en saco roto. La falta de armonía se extiende a la insatisfacción de Maite con su apático esposo (y padre de su hijo). Aunque él parece incapaz de luchar contra ella, es evidente que se están distanciando.
La tensión familiar se intensifica cuando descubren accidentalmente a Ainara con Mikel, el chico que le gusta, besándose en la cama. Esta vez es el papá quien se molesta, mientras Maite se regodea y usa el incidente como arma contra Ainara durante una entrevista con la madre superiora. La hábil dirección consigue añadir toques de humor a lo que, de otro modo, sería una escena desagradable y dolorosa.
El reparto es muy profesional de principio a fin, pero no todos los personajes funcionan tan bien como los miembros de la familia: las monjas, el joven sacerdote y algunos amigos del colegio de Ainara resultan demasiado obvios para encajar.
Lo que funciona espectacularmente es el uso de la música, un conmovedor coro de voces jóvenes que suena celestial, aunque la fuente —un coro escolar donde Ainara se encuentra con la tentación de Mikel— es bastante terrenal. Hay numerosos arreglos corales producidos por David Cerrejón, conocido por sus colaboraciones con Alberto Iglesias, junto con una astuta inserción de “Into My Arms” de Nick Cave. Cada vez que el público empieza a dejarse llevar por la corriente, la música se corta abruptamente. Solo después de que Ainara tome su decisión, tras una intensa escena en el funeral de su abuela, la música continúa hasta su conclusión durante los créditos finales. Es una forma única y hermosa de expresar lo inefable.
Directora y guionista: Alauda Ruiz de Azua
Productores: Marisa Fernández Armenteros, Sandra Hermide, Manu Calvo, Nahikari Ipina, Guillermo Farré, Fran Araujo
Elenco: Blanca Soroa, Patricia López Arnáiz, Miguel Garcés, Juan Minujín, Mabel Rivera, Nagore Aranburu
Fotografía: Bet Rourich
Diseño de producción: Zaloa Ziluaga
Diseño de vestuario: Ana Martínez Fesser
Edición: Andrés Gil
Música: David Cerrejón
Sonido: Andrea Sáenz Pereiro, Mayte Cabrera
Productoras: Buenapinta Media, Colosé Producciones, Encanta Films, Sayaka Producciones, Think Studio, Los Desencuentros Pelicula, Telefónica Audiovisual Digital
Ventas mundiales: El Pacte
Lugar: Festival de Cine de San Sebastián (Concurso)
En español
115 minutos