Querido Trópico

Querido Trópico

FiGa Films

VERDICT: Una historia conmovedora y divertida sobre dos mujeres solitarias que se conectan a través de la división de clases, con la actuación excepcional de Paulina Garcia como una matrona rica y mandona que se desliza hacia la demencia.

La panameña Ana Endara, aclamada documentalista (Para su tranquilidad haga su propio museo), dirige Querido trópico, mostrando una mano experta en su primer largometraje de ficción, que se estrenó en Toronto y se proyecta en Horizontes Latinos de San Sebastián. También escribió el guion, junto a Pilar Moreno, quien co-dirigió dos de sus documentales.  Los giros y las vueltas sutiles de la película permiten que una “sororidad” improbable florezca, desafiando las barreras de clase, una tierra extranjera y el declive mental.

Ser una mujer sin hijos se ha convertido en un tema de debate público que incluso afecta a la campaña electoral estadounidense. En Querido trópico, los personajes principales no tienen hijos que las acompañen. Mercedes (Mechi), la rica matrona, está sola a pesar de tener hijos grandes que mantienen su distancia. La otra, Ana María, es su cuidadora que anhela – o llora la pérdida de – un bebé.

La actriz chilena Paulina Garcia (Oso de Plata en Berlin por Gloria) destaca en su interpretación, que no oculta defectos, de Mechi. Su cuidadora, Ana María, interpretada por Jenny Navarrete (El otro hijo), que también destaca en un papel reservado sumiso, es una inmigrante colombiana con estatus laboral precario en Panamá. Su patrona Mechi está mostrando signos de demencia, pero mantiene un comportamiento altanero que se vuelve cada vez más irrelevante e incluso humorístico cuando intenta disimular su vulnerabilidad. Las sutiles tensiones entre estas dos mujeres solitarias impulsan la trama y ayudan a explorar cuestiones de lealtad, codependencia y encajonamiento social.

Querido trópico evita ser demasiado sentimental mostrando los caprichos y las tentaciones de Mechi. Ella se niega a usar un bastón; fuma cigarrillos a escondidas y se embadurna la cara con mermelada de fresa. Está perdiendo su razón mientras trata de mantener su dignidad. La chilena y su cuidadora colombiana comentan los excesos del clima tropical de Panamá: la nostalgia de Ana María por su nativa Cali se manifiesta con el sonido sutil de olas y campanas de viento. La cámara la muestra enmarcada a través de las ventanas de una sala de maternidad de un hospital o dentro del armario sofocante de su empleadora. Canaliza su anhelo y pérdida a través de un falso embarazo; es desgarrador escuchar sus conversaciones con mujeres embarazadas en salas de espera de médicos y encuentros casuales, donde palabras descuidadas hieren sus sentimientos.

Mechi está totalmente integrada en la alta sociedad panameña, pero sigue siendo una extranjera: exasperada por el calor húmedo de los trópicos, anhela el clima fresco de su Chile natal. Sus hijos han crecido y se han alejado, evitando responsabilidades hacia la madre. En la tradición de las sociedades machistas, los tres hijos varones de Mechi solo aparecen para su cumpleaños, mientras que su única hija mujer resuelve y administra los problemas domésticos de su madre. Los hijos siguen en una negación conveniente sobre el deterioro de su madre, y sus nietas huyen cuando Mechi arruina la celebración del cumpleaños con su incoherencia e incontinencia.

Las dos inmigrantes ilustran las paradojas de Ciudad de Panamá, que oculta una pobreza en medio de su lujoso estilo de vida. La difícil situación de los inmigrantes indocumentados se da en todo el mundo, pero las diferencias específicas de clase y riqueza de América Latina se expresan acertadamente en la decoración, el lenguaje y el vestuario de la película. Es divertido ver como esos símbolos de status se van gradualmente desvaneciendo a medida que la mente de Mechi se libera de convenciones, inhibiciones y prejuicios.

La experiencia de Endara como directora de documentales se demuestra en su atención a detalles que revelan estados de ánimo y mentalidad: el exuberante jardín de orquídeas de Mechi, las lluvias torrenciales, el calor sofocante, los ventiladores giratorios, los loros enjaulados y la proliferación de insectos. El frenético bullicio de la ciudad de Panamá solo se vislumbra cuando Mechi escapa descalza en medio del tráfico, rodeada de coches y rascacielos. Su jardín y el parque cercano se convierten en refugios para ambas protagonistas, donde pueden disfrutar de la naturaleza y nutrirse del agua de lluvia. El guion de Endara incorpora pequeños y elocuentes gestos: pintar las uñas de las manos de su cliente se convierte en un acto de amor y devoción para Ana María; compartir una sopa despierta los instintos maternales de Mechi. ¿Es demasiado santa Ana María? Demuestra una paciencia y resiliencia extraordinarias, pero también está motivada por la promesa de un permiso de trabajo (“mis papeles”). Su patrona, Mechi, resiente ser tratada como una tonta gagá, pero aun así, los lazos genuinos florecen gradualmente entre las dos.

La perspectiva feminista de Endara nunca se vuelve demasiado didáctica o pesada. La película podría haberse beneficiado de una edición más ajustada; pero su torpor tropical se convierte en una buena metáfora para el descenso de Mechi a la demencia. No todo es pesimismo y fatalidad, sin embargo, ya que hay sutiles ironías y pequeñas alegrías que marcan la trama, y las dos almas solitarias se conectan, comportándose como amigas de la infancia, acurrucadas bajo la lluvia y compartiendo confidencias. La demencia se convierte incluso en un escudo para las mentiras de Ana María, ya que nadie le cree a Mechi cuando dejar escapar alguna verdad.

Querido trópico se agrega a un número creciente de películas que tratan el declive mental, en un mundo cuya población envejece rápidamente. La sutil y convincente actuación de Paulina Garcia se une a las talentosas actrices que han retratado ese descenso, entre ellas Julie Christie, Julianne Moore y Glenda Jackson. Otras grandes actrices latinoamericanas han retratado la paradoja de la codependencia entre las criadas y sus patronas (como Norma Aleandro en Cama adentro). La directora Ana Endara puede reclamar con orgullo su lugar entre esos clásicos con su Querido trópico, una historia compasiva y compleja de dos mujeres dispares que se brindan consuelo y cariño.

 

Dirección: Ana Endara

Guionistas: Pilar Moreno y Ana Endara

Reparto: Paulina García (Mechi), Jenny Navarrete (Ana María), Juliette Roy (Jimena)

Diseño de sonido: Carlos García

Productora: Isabella Galvez, Coproductora Joan Gomez

Fotografía: Nicolás Wong

Edición: Bertrand Conard

Productoras: Mente Pública, Big Sur Películas y Mansa Productora

Ventas mundiales: FiGa Films

Eventos: Toronto 2024, San Sebastian 2024 (Horizontes Latinos)

Panamá/Colombia, 2024

En español

108 minutos