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El golpe de estado encabezado por Augusto Pinochet el 11 se septiembre de 1973 en Chile terminó con la democracia, dejó en el camino incontables muertes, miles de torturados, alrededor de 1500 desaparecidos. Entre los 200,000 exiliados -el 2% de la población- estaban muchos cineastas que tomaron la misión de no dejar que el mundo olvidara el golpe y su estela de desgracias. Una muestra de estos trabajos se exhibe en el Festival Internacional de cine de Rotterdam IFFR2024 en el Focus Chile in the heart.
El ciclo incluye desde cineastas reconocidos (Raúl Ruiz, Patricio Guzmán, Helvio Soto y Miguel Littìn) hasta una nueva generación de cineastas criados en el exilio (Alvaro de la Barra, Luis Vera). La muestra debe ser considerada tanto por su valor histórico como por el cinematográfico, ya que hay desde cortos de propaganda (Nombre de Guerra: Manuel Enriquez; A los pueblos del mundo) hasta películas nominadas al Oscar (Actas de Marusia) o participantes en el Festival de Cannes (Actas y El recurso del método).
La mayoría de estas obras fueron iniciadas en Chile y todas fueron terminadas en el exilio, gracias a la solidaridad internacional. Las películas, documentales y ficciones están grabadas en finlandés (2 años en Finlandia), ruso (Noche sobre Chile) sueco (Främlingar), francés de Quebec (Il n´y a pas d´oubli) entre otros idiomas. Todas inician en la indignación, a la que se sigue la nostalgia y muchas de ellas hablan de la necesidad de adaptación; indispensable ya que Pinochet permaneció 17 años en la presidencia pero siguió con un puesto de senador, y la amnistía correspondiente hasta su muerte en 2006.
Esta solidaridad tomó muchas formas, desde el asilo de familias completas hasta el financiamiento. En México Miguel Littín pudo filmar las que pueden ser sus mejores obras; en Actas de Marusia tuvo la actuación de Gian María Volonté y música de Mikis Theodorakis. El Recurso del Método tiene una puesta en escena exuberante y lujosa, poco vista en e el cine latinoamericano. Para su producción española La triple muerte del tercer personaje, Helvio Soto colaboró con el reconocido fotógrafo José Luis Alcaine y el actor José Sacristán.
La película más conocida de la sección, y posiblemente de todo el cine del exilio, es La batalla de Chile la insurrección de la burguesía de Patricio Guzmán. Es la primera parte de una trilogía indispensable para entender lo que pasó en Chile. Las latas de material filmado salieron del país gracias al Embajador de Suecia en Chile. Para terminar la obra Guzmán tuvo la colaboración de Chris Marker, Julio García Espinoza, el Instituto Cubano de Cine y la Fundación MacArthur.
En una escena de Diálogos de exiliados, filmada en Francia, un exiliado intelectual le dice a un exiliado obrero “de aquí en adelante nos veremos poco, porque aquí es diferente”. Con amargura el obrero le contesta “nos vemos en la siguiente revolución”. En otras escenas hay grupos de exiliados que pasan las tardes en cafés y que hacen asambleas para tomar cualquier decisión. Cincuenta años después se aprecia la ironía y el genio de Raúl Ruiz en la película, en 1975 fue unánimemente rechazada por los chilenos exiliados, el director considerado traidor a la causa, y fue ignorada por el resto del mundo.
La mirada de las mujeres está presente en la muestra, Angelina Salazar – quién estará en Rotterdam — filma entre documental y ensayo 2 años en Finlandia y Fragmentos de un diario inacabado. Valeria Sarmiento en La femme au foyer presenta la visión de un grupo de amas de casa de derecha encerradas mientras ocurre el golpe; Marilú Mallet presenta en dos cortos semi documentales, los problemas y la añoranza del exilio.
Al exhibir grandes documentales, propaganda, fábulas con moraleja, nostálgicas ficciones, miradas desde lejos, sentimientos cercanos: el Festival de Rotterdam asegura que entendamos mejor a Chile y no olvidemos el día en que su vida cambió de golpe.
